
Me fascina escuchar conversaciones ajenas. Cuanto más ajenas mejor.
Si es entre gente que he visto por primera vez en mi vida, mejor aún.
Ayer volvía en tren desde Barcelona, y coincidió que al otro lado del pasillo había dos personas que sin conocerse de nada, estuvieron todo el viaje hablando.
Resumen: él era sueco, ella valenciana, el idioma el inglés (ese inglés que sólo los españoles sabemos hablar de aquella manera).
La conversación la inició él. Sospecho que con intenciones amatorias.
Ella la siguió. No preguntaba, pero respondía diligentemente a todo lo que le preguntaba él.
Así, pude enterarme de que ella volvía de un casting. Le salió regular, pero contaba con ello. Estudiaba locución en Madrid, e intentaba hacerle entender al guiri qué era la horchata.
Su novio había sido telonero de Brian May. Ahí fue donde intuí que ella no llevaba las mismas intenciones amatorias que él. Y ella aspiraba a vivir de la música.
De la vida de él no pude adivinar mucho. Sólo que viajaba a menudo por trabajo.
Y que en muchos países se sentía sólo, porque no conseguía entablar conversación debido al idioma.
Mi intriga era saber qué pasaría al final. Conforme iba transcurriendo el viaje, mi idea inicial de que en un día cualquiera quedarían y harían el amor desesperadamente en el hotel de él, se fue desvaneciendo.
Así que según pasaba el tiempo pensaba si quizá sólo se daban el teléfono, o si ni siquiera pasaría eso.
Bajamos del tren y yo iba andando despacio, detrás de ellos, controlando cada movimiento.
Y llegados al final del andén, ella le tocó el brazo en señal de despedida y se fue cada uno hacia un sitio.
Y ahí creo que acabó todo. Aunque quizá se dieron el teléfono en algún momento en que no me dí cuenta. O quizá se encontrarán algún día por casualidad..