miércoles, 29 de enero de 2014

Qué raro es todo...

Leer estas entradas, que escribí hace tanto tiempo...en otra vida. Hace casi cuatro años, sin hijos. Sin lo que soy ahora... Porque ahora soy otra. Porque me cuesta reconocerme, me he resultado graciosa. Ahora creo que tengo menos imaginación, o menos energía, o menos ideas. Pero más vida sin duda, más intensa, más emocionante. Más.

viernes, 27 de agosto de 2010

Agosto de horas lentas


Escribir. Verano. Lentitud. Apatía. Embarazo.
Dudas. Internet. Preguntas. Respuestas dudosas.
Días. Horas. Movimiento.
Este agosto interminable que parece que acaba pero vuelve.
Y la semana siguiente parece que hubiese habido un bucle temporal y en realidad es la semana anterior.
Y este mes está durando años.

miércoles, 9 de junio de 2010

Me fascina.


Me fascina escuchar conversaciones ajenas. Cuanto más ajenas mejor.
Si es entre gente que he visto por primera vez en mi vida, mejor aún.
Ayer volvía en tren desde Barcelona, y coincidió que al otro lado del pasillo había dos personas que sin conocerse de nada, estuvieron todo el viaje hablando.
Resumen: él era sueco, ella valenciana, el idioma el inglés (ese inglés que sólo los españoles sabemos hablar de aquella manera).
La conversación la inició él. Sospecho que con intenciones amatorias.
Ella la siguió. No preguntaba, pero respondía diligentemente a todo lo que le preguntaba él.
Así, pude enterarme de que ella volvía de un casting. Le salió regular, pero contaba con ello. Estudiaba locución en Madrid, e intentaba hacerle entender al guiri qué era la horchata.
Su novio había sido telonero de Brian May. Ahí fue donde intuí que ella no llevaba las mismas intenciones amatorias que él. Y ella aspiraba a vivir de la música.
De la vida de él no pude adivinar mucho. Sólo que viajaba a menudo por trabajo.
Y que en muchos países se sentía sólo, porque no conseguía entablar conversación debido al idioma.
Mi intriga era saber qué pasaría al final. Conforme iba transcurriendo el viaje, mi idea inicial de que en un día cualquiera quedarían y harían el amor desesperadamente en el hotel de él, se fue desvaneciendo.
Así que según pasaba el tiempo pensaba si quizá sólo se daban el teléfono, o si ni siquiera pasaría eso.
Bajamos del tren y yo iba andando despacio, detrás de ellos, controlando cada movimiento.
Y llegados al final del andén, ella le tocó el brazo en señal de despedida y se fue cada uno hacia un sitio.
Y ahí creo que acabó todo. Aunque quizá se dieron el teléfono en algún momento en que no me dí cuenta. O quizá se encontrarán algún día por casualidad..

lunes, 1 de marzo de 2010

Ciclogénesis Explosiva...o no


Sábado. 6:30 de la mañana.
Anuncian en la radio que en el norte de España ocurrirá un fenómeno meteorológico denominado Ciclogénesis Explosiva.
Se recomienda no salir de casa. No ir a la playa. Ni al monte. Ni a zonas arboladas.
Vaya, pues en una hora cojo un avión al norte. Hemos quedado a comer en el monte.
El lugar en cuestión se llama La Arboleda...
Un poco inquietante..

Cogemos el avión. Llegamos al Norte. Subimos al monte. El día es bueno, de hecho mucho mejor de lo habitual. No llueve. Un poco de viento, eso sí.
Es el tema de conversación. Ya bromeamos diciendo que hemos ido a propósito al monte para verla en todo su esplendor.
Bajamos del monte después de comer, y vamos un bar en la playa...(otra vez en contra de las recomendaciones)
Al salir hace más viento. Pero tampoco demasiado. Los he visto peores.
A casa a dormir. No nos hemos enterado de la ciclogénesis.
Eso sí, se nota menos gente en la calle.
Al día siguiente las noticias dicen que la psicosis dejó a la gente en casa y las calles vacías. Y que no pasó demasiado.
Algunos vuelos cancelados, y los trenes parados por precaución.
Pero "en general" (porque siempre hay excepciones que confirman la regla), ha sido un fin de semana bastanta tranquilo.

El domingo el monte y la playa están a reventar. Hay caravana para acceder a la playa. La gente está con ganas de salir, claro, todo el sábado en casa esperando la ciclogénesis.
También hay ganas de primavera. Porque vaya invierno...

Como decía Forges en su viñeta del sábado, por lo menos la ciclogénesis ha desplazado a la crisis en el tema de conversación..
Algo es algo.

viernes, 19 de febrero de 2010

Don Quijote y Dulcinea...


Resulta que me he apuntado al gimnasio, por fin!, después de 6 meses de vagancia gimnástica... Total, que iba yo camino de mi clase de "Fit Pump" (que en realidad es aeróbic con pesas, pero parece que haces algo mucho más interesante, y mucho más duro, si dices Fit Pump, claro) y vi la calle Don Quijote.

Lo primero que pensé fue que era una calle muy pequeña y bastante fea, que Don Quijote se merecía algo más. Luego pensé que qué tontería, que era un personaje de una novela, no era real, y que por qué iba a tener una calle mejor.
También es cierto que es de las figuras más conocidas internacionalmente,(España= toros, sevillanas, Don Quijote, no?) y cualquier extranjero se sorprendería de ver esta calle con este nombre.
Pero lo peor fue que me di cuenta que la calle siguiente era la de mi gimnasio...y se llama Dulcinea, y es paralela a Don Quijote! PARALELA !!!!
Es decir, que ni siquiera estando representados en una calle, de una ciudad tan grande como Madrid, podían estar juntos!!!
Podrían haber puesto dos calles perpendiculares no? Pequeñitas, coquetas, bonitas.
Pero no, tienen dos calles Paralelas, y no sólo eso, sino que son calles cortadas, con una única entrada-salida. Sin posibilidad de juntarse en el infinito.
Lo que es la vida..

miércoles, 17 de febrero de 2010

Desayunar


A mi es que me encanta desayunar. Me gusta tanto el momento, como el desayuno en sí, lo que me tomo.
Desde que recuerdo, siempre he desayunado bastante, y durante largo tiempo.
Cuando desayunaba con mi hermano, jugábamos (supongo que para desesperación de mi madre) a memorizar la información que ponía en los bricks de leche "leche Pascual..." y el otro tenía que decir "uperisada". Si ahora no sé muy bien en que consiste ese proceso, por aquel entonces supongo que no sabía ni siquiera lo que significaba "proceso" en sí.
El caso es que recuerdo esos momentos, y recuerdo a mi madre diciendome "cómete ya la tostada" y yo "es que no tiene mantequilla" y ella "sí que tiene, es que se ha derretido" y yo "pues ponme más"...Y así podíamos estar varios minutos.
O cuando yo estaba mala y mi madre me ponía miel en la leche con Cola-Cao!! A mi me sabía a rayos, y siempre la detectaba, y mi madre me decía que no había puesto miel, y yo que si...

Ya más mayor, cuando estaba ya trabajando, desayunaba con mi madre, y ninguna de las dos hablaba, no porque estuviésemos enfadadas, sino porque por las mañanas no somos muy de hablar. Yo entraba a la cocina y ella ya estaba acabando, emitíamos las dos un gruñido que significaba "buenos días mamá" "buenos días hija", y seguíamos con nuestras cosas, con la radio de fondo, diciendo las noticias. Si acaso hacíamos algún comentario sobre la previsión del tiempo, que siempre ha sido un tema de conversación en nuestra familia.

Ya independizada, he tenido varios años de desayuno en solitario, y no porque viviese sola, sino por "desencuentros" de horarios (y más adelante ya de vidas, pero eso es otra historia). Desayunaba viendo las noticias de la tele.
Y desde hace unos meses, vuelvo a desayunar acompañada. Y me encanta. Ahora desayuno con más energía, porque siempre he desayunado antes de ducharme, y tengo testigos de que a la hora a la que me levanto tengo la energía justa para respirar y no ahogarme.
Ahora preparo el zumo y el café, me ducho, y luego desayuno con mi amor, que es mi rayito de sol por las mañanas (bueno, y a medio día, y por la tarde, y por la noche..)
A veces incluso bailo cuando oigo los anuncios de la radio.
Y me encanta.

viernes, 12 de febrero de 2010

La vida loca



El otro día volvía al trabajo con un compañero después de una visita a un cliente.
Había madrugado más de lo normal (a las 6:40, que para mi es muy pronto) porque la cita era temprano. Bajé andando 15 minutos hasta la parada del tren y lo cogí. Cuando aún me faltaban unos minutos para el destino final, ya me estaba llamando mi compañero preguntándome por dónde iba, cuánto me quedaba. Había muchos coches en la estación, así que no podía aparcar y estaba dando vueltas a la estación. Cuando llegué a la estación, donde me esperaba el compañero, subí al coche y tuvimos que hacer un par de "trampas" en la carretera, para no dar más vueltas, y finalmente llegamos a las oficinas del cliente. Tuvimos la reunión y volvimos al trabajo, por una carretera con mucho tráfico, aparcamos en el garaje y nos dirijimos hasta la oficina.
Y en el camino, íbamos andando, casi corriendo, cuando mi compañero me dijo "no corras tanto que no hay prisa". Eran aún las 10.30 de la mañana y me parecía que llevaba ya horas trabajando sin parar, y que me quedaba aún mucho por hacer.
Y entonces le conté una cosa que pensé un día, hace un par de años, cuando subía corriendo por una escalera eléctrica, para llegar pronto al trabajo. Y me di cuenta que desde que llegué a Madrid a vivir no podía subir por las escaleras eléctricas sin andar, y pensé " qué locura" si estas escaleras están hechas para que no andes!
Ese día llegué al trabajo y se lo conté a mi compañera, que se reía y me decía que efectivamente esta vida era una locura.
En la ciudad de la que yo vengo, que es una octava parte de Madrid, la gente no sube las escaleras eléctricas andando, ni siquiera se deja la parte de la izquierda libre, por si a alguien ("loco!") se le ocurriese subir andando.
En fin, que esa es la sensación que tengo en mi día a día, que todo son escaleras y me paso el día corriendo por ellas.